Hace unos años se propuso un axioma
que pretendia ser un dogma fundamental para la genética “un gen,
una enzima, una proteina, un caracter”, en este “dogma
fundamental” se basó toda la llamada
ingenieria genética, a la que debemos las actuales patentes
transgénicas (un gen extraño insertado en el genoma de un organismo
que produce un caracter deseado). Poco importaba que solo una mínima
parte del ADN de las células correspondiera a genes funcionales, la
academia con la soberbia que la caracteriza calificó a la mayor
parte del ADN como ADN basura.
La ingenieria genetica no dio los
frutos esperados y por tanto las corporaciones agro-químico-genéticas
invirtieron en nuevos caminos, uno de ellos es el proyecto encode, un
proyecto multimillonario (en dólares y euros) iniciado el 2003,
impulsado por el NIH (Instituto Nacional de la Salud de los EUA),
inversión pública al servicio de los grupos empresariales privados.
El proyeto Encode redefinirá lo que es
un gen y, naturalmente, como manipularlo. En este proyecto estan
implicados la mayor parte de la elite científica (442 investigadores
de 32 instituciones), por parte española el principal participante
(lideraba buena parte de la bioinformatica) es el Centro de
Regulación Genómica de Barcelona, con 2,5 millones de dolares de
financiacion, es el único investigador principal del proyecto que
no es de los EUA o del Reino Unido.
Las primeras conclusiones es que más
del 80% del ADN tiene alguna función (hasta el momento sólo se
aceptaba un 2%)... Ahora hay que esperar a las consecuencias que,
sobre la industria genómica, tendran estas nuevas aportaciones.
Quedan pendientes más campos, en
especial el de la epigenómica (herencia ligada, hasta cierto punto,
al medio ambiente) y, sus predecibles consequèncias corporativas en
forma de organismo transgenicos o nuevas terapias geneticas.