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Confinados a perpetuidad en la smart city

Confinados a perpetuidad en la smart city.

Desde los pasaportes inmunológicos a las pruebas biotech, desde el control en las calles al rastreo de contactos.

 

Extraído de Contra Toda Nocividad.

Fuente: https://negreverd.blackblogs.org/

Parece que el confinamiento va, siempre que seamos buenos, camino a atenuarse (desaparecer, de momento, no desaparecerá), además nos están avisando que, pasado el verano (y el turismo) habrá un rebrote, mientras se van desarrollando las herramientas para que podamos vivir en confinamiento interior durante la “nueva normalidad”, “nueva normalidad” que va camino a convertirse en “condena de normalidad a perpetuidad”, manteniendo las prácticas de vigilancia, los mecanismos técnicos y la interiorización del control. Pero sobretodo la interiorización de la distancia social, distancia social que se nos vende como voluntaria o voluntariosa y saludable, pero que tiene unos sesgos muy marcados de clase social, sesgos que tardaran en borrarse (si se borran alguna vez).

Se han hartado de decir que nada será igual después de la emergencia, desgraciadamente se puede decir con fundamento que todo irá a peor, a peor incluso si no somos conscientes de ello. Muchas cosas serán evidentes: el paro, la precariedad, la miseria…, y trataran de convencernos de que con solidaridad, sacrificio… y su dirección todo se solucionar. Aunque, como pasó en la anterior crisis, los efectos acaben siendo permanentes. Hay otros efectos que no son tan evidentes como los sociales (paro, etc…), ni tan directamente dolorosos, que entran dentro de la categoría de herramientas “confinadoras a perpetuidad”, se trata de una panoplia de instrumentos tecnológicos necesarios para mantener la situación de aislamiento llamada “distancia social”.

Nos centraremos en las herramientas tecnológicas que son nuestro tema habitual, sin despreciar las herramientas psicológicas y sociales, que en muchos casos han sido todavía más nocivas (http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/53079 ). Como trata de ser un intento de catálogo hay un exceso de autorreferencias en los enlaces, ya que el tema tecnológico lo tratamos desde el incio del proceso y continuamente surgen noticias e informaciones nuevas.  Hay que decir, sin embargo, que pocas herramientas hay que sean puramente tecnológicas, casi siempre hay un componente social de aceptación. No puede ser una relación exhaustiva ya que, dia a dia, van incorporando nuevas piezas al proyecto de Smart city confinada y que muchas de estas incorporaciones nos pasan desapercibidas… 

El control biotecnológico.

A pesar de que el temible pasaporte de inmunidad finalmente no se ha llegado a aplicar (https://negreverd.blackblogs.org/2020/04/26/passaports-dimmunitat-rastreig-de-contactes-covid19-i-control-social/ ), si que ha habido (e irán en aumento) una gran cantidad de pruebas con PCR y tests rápidos, en todo tipo de ámbitos, sobretodo los laborales, de investigación y clínicos… Los individuales nadie los ha cuantificado, pero han de ser numerosos. Pruebas aceptadas sin libertad, ya que ¿quién puede negarse a estas si ello le priva de aceso al trabajo, la salud o la educación? Todos los datos recolectados con estas pruebas pasarán a las bases de datos de los historiales clínicos electrónicos (en Cataluña la “Historia Clínica Compartida de Catalunya”, HC3).

Las perspectivas de negocio con los tests de detección han dado un impulso enorme a las compañías que desarrollan las aplicaciones del CRISPR (http://negreverd.blogspot.com/2017/07/la-edicio-genetica-un-nou-pas-en-la.html ), se trataría de conseguir un test tan sencillo como el del embarazo, que se pueda realizar incluso en condiciones domésticas. No hace falta decir la gran demanda que tendría un test como este, entre los gobiernos, líneas aéreas y particulares con posibilidades económicas de adquirirlo. El test de COVID abriría la puerta a otros tests rápidos y domésticos para multitud de enfermedades e incluso algunos caracteres genéticos ya que serían muy selectivos y se podrían practicar directamente sobre fluidos humanos (saliva, moco…). Con estas perspectivas no es de extrañar que las compañías que controlan la metodología (entre ellas la de la codescubridora, Mammoth Biosciences) se apresure a completar plazos y, de hecho, ya hay versiones de prueba para laboratorios.

Otro tema a tener en cuenta es que la adquisición de todo el instrumental necesario para las pruebas PCR ha supuesto un esfuerzo económico importante… Pero ¿qué uso se les dará cuando termine la alarma? La PCR (reacción en cadena de la polimerasa) es una técnica de biología molecular que es la misma que se utiliza para secuenciar el ADN, todos los laboratorios de policía científica disponen de ella (mossos, ertzaintza, policía nacional, guardia civil…), también todos los centros de filiación y de investigación genética. Amortizarán la inversión en parques de secuenciación, se secuenciarán genomas que hasta el momento no se habían considerado suficientemente interesantes, bajarán los precios y el tiempo de los análisis y, cada vez, será más factible la secuenciación masiva de la población humana.

También nos hemos de preparar para la vacuna que viene, ya que ahora mismo se marca como objetivo imprescindible el 80% de la población vacunada, y ya hay voces que hablan de la obligatoriedad (aprovechando para extenderla a las otras vacunas), por una parte la coerción a través de los CAP (recordemos las campañas para la vacunación de la gripe entre los mayores de 64 años) y por la otra la coerción laboral y escolar.

Vista la prisa para tener ya mismo una versión de vacuna, se están haciendo pruebas para elaborarla con vacunas genéticas, introduciendo ADN o ARN en el organismo (vacunas de tercera generación) a través de vectores o plasmidios (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1576988702703038 ). Este tipo de vacunas todavía no se han probado en humanos, solo en clínica veterinaria.

La explotación laboral a partir de la emergencia:

En este campo la principal tensión está en el control de accesos a los centros de trabajo y de los horarios, y en todo lo derivado del teletrabajo.

El teletrabajo o “plantilla distribuida” según muchos empresarios, ha superado el porcentaje mínimo anterior (sobre el 4% a finales del 2019). Durante los últimos meses han teletrabajado el 30% de la población activa (ha habido 8 veces más teletrabajadores) y, aunque la “nueva normalidad” ha hecho volver una buena parte de este 30% a las galeras, el confinamiento ha servido para romper muchas reticencias por parte de empresas y sindicatos institucionales.

Para las empresas todo son ventajas, reducción de costes (alquiler y/o compra de espacios, instrumentos y herramientas, suministros de agua y electricidad, gastos de limpieza…), aumento de la productividad (según estudios hechos en países con trayectoria en “plantilla distribuida” el aumento se sitúa en el 30%), ventajas en contratación, el teletrabajo aumentará la temporalidad y facilita el contrato de trabajadores de otras ciudades y países, también puede disminuir la conflictividad, debido al aislamiento, reducir absentismos y bajas…

Los sindicatos institucionales también obtienen ventajas, son imprescindibles para regular la relación de los trabajadores con la empresa, el trabajador al estar solo en casa tiene muy difícil coordinarse y ponerse de acuerdo con los compañeros al margen del comité, también tiene difícil ver si el reparto es correcto, para todo esto “necesitará” a los sindicatos, así pues su papel de mediador se ve reforzado (http://rojoynegro.info/sites/default/files/IMG/pdf/Laboral-10.pdf ).

El trabajador, durante el confinamiento, es obligado a hacerse cargo de la limpieza, del consumo de energía y agua, la conexión a internet, casi siempre el del ordenador, ha puesto su teléfono al servicio de la empresa, ha cargado con el coste del espacio de trabajo… y ha estado solo (https://laboro-spain.blogspot.com/2020/06/pagar-gastos-teletrabajo.html ).

La supuesta ventaja en conciliación queda notablemente reducida por el hecho de estar teledisponible a cualquier hora del día y durante el número de horas necesarias, además la autoadministración de la explotación que, en unos momentos de paro y crisis aumenta hasta niveles intolerables, aumentando la vulnerabilidad laboral y la precariedad contractual.

El teletrabajador ha de instalar aplicaciones de control horario, para la confidencialidad del trabajo y de las conexiones, para el acceso a determinadas webs, control de las comunicaciones (aquí el conflicto será mayor si el equipo es propiedad del trabajador). A menudo la empresa tiene acceso al escritorio del trabajador y puede controlar lo que hace, si el equipo es personal se hace a través de un escritorio remoto donde se instala el software de la empresa. Los aspectos disciplinarios del trabajo aumentan con la extensión del teletrabajo…

El principal efecto nocivo del teletrabajo es el aislamiento, la atomización laboral. En este sentido nos encontramos en una situación parecida a la implantación del maquinismo, queda bien explicado en las palabras de Marian Burges (1851/1935) ceramista de Sabadell anarquista y librepensador, que fue director del diario “el Desheredado”, publicación partidaria de la acción directa. Marian dijo “como es bien sabido, allí donde hay trabajadores libres que no van a toque de campana, los amos y organizadores de todas las fiestas y bromas son ellos, en Sabadell eran los tejedores a mano. Las aspiraciones a más libertad y bienestar eran ellos los que las sentían y a su manera las buscaban. Hacían fiesta los lunes y, a veces, los martes, se asociaban a escondidas e iban a los cafés después de comer y por la noche. A merendar con cualquier pretexto, ahora porque habían acabado una pieza, ahora porque empezaban una de nueva (…) Casi todos, por la mañana, antes de comenzar una rosquilla y medio “petrico de barreja” (un petrico era algo menos de un cuarto de litro) y a las once un cuarto de aguardiente (…) trabajaban cuando querían y el fabricante iba a las tabernas a suplicar que fuesen a tejer porqué había quien esperaba la pieza”. También nos comenta la experiencia que supuso el maquinismo para aquellos trabajadores libres y alegres: “encerrarse once horas frente aquel artefacto de hierro que obligaba a estar atento a cambiar las lanzaderas y sin poder ir a la taberna (…) se aclimataron pocos y fue cuestión de hacer nuevos tejedores”.

A parte del teletrabajo, el espacio laboral ha sido el sitio ideal para instalar masivamente las medidas de temperatura corporal e introducir la videovigilancia inteligente. Un ejemplo ha sido la adquisición por parte de la Diputación de Barcelona de once cámaras de videovigilancia, termográficas y con reconocimiento facial (https://negreverd.blackblogs.org/2020/06/02/alcoi-i-saragossa-campiones-en-la-implantacio-del-control-social-termografic/). Amazon anuncia también un sistema de videovigilància inteligente para controlar que los trabajadores cumplen la “distancia social”.

Tambien han proliferado los accesos por biometría sin contacto y los GPS en los vehículos, así como intromisiones diversas en la salud de los trabajadores con tests masivos de los trabajadores organizados por la patronal.

La geolocalización.

Hace algunos años, cuando alguien hablaba de dejar los móviles en casa, o quitarles la batería muchos pensábamos que era una tontería exagerada, que el rastreo masivo de los móviles era inviable, y más inviable como rutina. Pues bien, esto (como otras cosas) se ha hecho realidad a golpe de decreto de emergencia, y las operadoras están facilitando estos datos al estado, dicen que agregados, pero Marlaska ya nos amenaza con desagregarlas (https://negreverd.blackblogs.org/2020/03/30/de-la-pandemia-al-pancontrol-telefonic/ ).

Las diversas aplicaciones app públicas para el autodiagnostico del COVID-19 piden la geolocalización, concretamente la de Madrid (que es a su vez la del estado), la de Cataluña y la de Euskadi.

Hay también una app “miDGT”, de la Dirección General de Tráfico (https://www.dvuelta.es/index.php/actualidad/noticias-sobre-dvuelta/41-la-dgt-lanza-una-app-que-permitira-a-interior-saber-nuestra-ubicacion-y-donde-vamos-con-coche-o-sin-el ), que se lanzó justo después de la declaración de emergencia y no solo geolocaliza (estés conduciendo o no), sino que también tiene acceso a la cámara y a los ficheros del teléfono. Sirve para llevar en el teléfono, en formato digital, el carnet de conducir y la documentación del vehículo. La aplicación se ha descargado, de momento, más de 500.000 veces para Android (falta saber las de Apple).

La convergencia entre el teléfono y la identidad es un nuevo producto que todavía se ha de desarrollar totalmente en el nuevo-smart confinamiento.

Las aplicaciones de rastreo.

Se trata de hacer un rastreo de los contactos “físicos” a través de los contactos entre teléfonos más o menos cercanos (https://negreverd.blackblogs.org/2020/06/03/rastrejats-com-si-fossim-peces-de-caca-les-app-del-covid-19-google-i-apple-sapunten-a-la-festa/ ).

Apple y Google han distribuido a través de una actualización de sus sistemas operativos una API “notificaciones de exposición al COVID-19”, un sistema para rastrear contactos. Según ellos (¿te fías?) para ser operativa solo hace falta que el estado o “las autoridades sanitarias” desarrollen una app para recolectar datos, todo esto sin el consentimiento informado de los usuarios (https://elandroidelibre.elespanol.com/2020/05/las-aplicaciones-de-google-y-apple-para-el-coronavirus-como-funcionan-y-por-que-no-las-podras-descargar.html ). Nos encontramos con que a unos 3.500 millones de teléfonos smartphones de todos los continentes, se les ha instalado o se les instalará una aplicación de interés estatal, sin consultar a los usuarios, otra “fantasía conspiranoica” que se ha hecho realidad.

En las recientes revueltas en los EUA ha habido denuncias, algunas de ellas de la Electric Frontiere Fundation, sobre el uso del rastreo para identificar manifestantes (https://www.eff.org/deeplinks/2020/06/dont-mix-policing-covid-19-contact-tracing ). Esto es otra cosa que nos dijeron que no pasaría nunca.

Compartir datos de salud con los cuerpos policiales es lo que hace también la app de la Comunidad de Madrid, que es la misma que la del estado y que a través de el ha llegado a diversas comunidades que no disponen de una propia.

Despliegue de la videovigilancia de tercera generación.

A pesar de que se pronosticaba que el mercado de seguridad sufriría una contracción (https://www.ventasdeseguridad.com/2020030311910/noticias/empresas/informe-la-amenaza-del-coronavirus-en-el-mercado-de-videovigilancia.html ) debido a la paralización de la gran fábrica China parece que finalmente se trataba de una mala profecía. China, el principal productor y consumidor de sistemas de video vigilancia ha tirado del mercado y, en estos momentos, gracias a los diversos estados de alarma la demanda de sistemas de última generación ha aumentado hasta niveles inesperados. 

Si antes del COVID las adquisiciones ya se inclinaban hacia la videovigilancia inteligente, con la emergencia las aplicaciones AI son tendencia. Las cámaras ya no son sólo cámaras de videovigilancia, son también cámaras termográficas, de detección de conductas anormales, de formación de grupos, de mantenimiento de la “distancia social”, con reconocimiento facial, que discriminan si se lleva o no mascarilla, si se traspasa una determinada línea roja… (https://negreverd.blackblogs.org/2020/06/02/termografies-videovigilancia-i-covid-estrenyent-el-llac-del-control-social-i-la-smart-city/). 

Estas tecnologías están al alcance incluso de pequeños municipios (Tossa de Mar) y de negocios de facturación pequeña, y naturalmente de la megalópolis barcelonesa (https://directa.cat/les-cameres-de-reconeixement-facial-arriben-a-barcelona/ ) donde el ayuntamiento instalará 13 cámaras de alta tecnología con reconocimiento facial, o la Diputación de Barcelona, que instalará 11 cámaras termográficas, también con reconocimiento facial (https://contractaciopublica.gencat.cat/ecofin_pscp/AppJava/ca_ES/awardnotice.pscp?idDoc=62703834&reqCode=viewDcan ).

El control de aforamientos y de multitudes.

Este control ha sido el sueño de los directores de seguridad y de marketing de las administraciones y de los grandes centros comerciales. El control tecnológico en espacios públicos y privados es ya un hecho y ha sido comprobado largamente los últimos años, videocámaras 3D, análisis de fotogramas, técnicas de videometria… (https://negreverd.blogspot.com/2019/07/des-de-murcia-smart-city-bizkaia-smart.html )… Lo que ahora se pretende es el control de multitudes en grandes espacios. Este tipo de control habría encontrado resistencia en un periodo “pre-neo-normal”, pero en la “neonormalidad” no parece que vaya a tener mucha… Control de parques, control de conciertos, control de espacios abiertos… Como ejemplo tenemos el control del aforamiento de playas. El que más ha salido en los medios ha sido el de Barcelona que está controlando las playas mediante videocámaras desde la Torre Mapfre y con 18 videosensores distribuidos por las diversas playas (https://ajuntament.barcelona.cat/premsa/2020/06/04/la-temporada-de-bany-a-les-platges-de-barcelona-siniciara-amb-mesures-de-control-daforament/?hilite=%27taula%27%2C%27contractaci%C3%B3%27%2C%27%2F2%2F%27 ), pero no es solo Barcelona, hay un montón de municipios que, dentro de sus posibilidades siguen el mismo camino: Salou, Benidorm, Donosti, Torremolinos, Fuengirola, a Coruña…

Hay todo tipo de estrategias, Barcelona instala 18 sensores, Salou 22, Fuengirola 50, todos venden seguridad y, más allá de las playas, seguridad en los eventos públicos.

Otro cacharro de control de aforamientos son los drones, Madrid ya los utilizó en los inicios del estado de emergencia para intimidar a los ciudadanos, pero este verano en playas y otros espacios públicos veremos a la policía local utilizándolos, algunos equipados con cámaras termográficas (¡dos funciones, aglomeraciones y temperatura!).

Pero el arsenal es más extenso…

Se podría hablar de más cosas y las próximas semanas veremos más cosas, desde los humildes tronos de control de acceso (https://cuadernosdeseguridad.com/2020/06/seguridad-privada-desescalada-prevencion/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=cs-general20200610&key_user=a34ffe7664ecb17fcaa89402a012d6afa9b3e48b188a65d10f3a1e0f5d16e1b8 ), a las listas obligatorias de pasajeros de trenes y autobuses, que serán de obligada conservación por un mínimo de dos meses, todo lo que se puede hacer a través del sistema sanitario, o los alucinantes patios escolares franceses cuadriculados.

Las redes de dominación se extienden.

Aceleradamente se va tejiendo y retejiendo la red de dominación, o mejor dicho, las redes de dominación, redes que se están tejiendo desde el inicio de la civilización, pero que cada vez se tejen más rápido y son más tupidas.

Se ha recorrido un largo camino desde las primeras redes de intercambio comercial, las primeras redes viarias neolíticas, las romanas, las incaicas… Las rutas marítimas comerciales, las líneas ferroviarias, las telegráficas, los cables submarinos, las de distribución de energía, la telegrafía sin hilos, las líneas aéreas, internet, la telefonía móvil (3G, 4G, 5G...), las subredes de control, muchas de ellas superpuestas a las anteriores, o formando parte de ellas... Las mismas interconexiones que facilitan el intercambio de mercancías, de mano de obra (mercancía), de información (mercancía), sirven también para intercambiar dominación.

El poder está cada vez más distribuido y será más difícil no ya atacarlo, sino esquivarlo, así que harán falta nuevas prácticas, nuevas estrategias para atacar estas redes o, como mínimo evitarlas.

¡¡POR UN MUNDO LIBRE Y SALVAJE!