Este número de la revista sale con casi tres años de retraso. Los motivos son varios y nos parece importante nombrarlos. En primer lugar, nuestro tiempo y energía para dedicar al proyecto han disminuido, y gran parte de nuestro esfuerzo se ha dirigido a otro proyecto importante, la creación de una pequeña editorial y distribuidora. Tras la traducción y edición de Ned Ludd y la Reina Mab, de Peter Linebaugh, nos sumergimos en un texto propio, 12 Historias Ludditas, además de la maquetación y edición de otros textos más breves y otros que vendrán. Esto mermó nuestro trabajo en la revista, aunque no fue lo único.[]
Sí, hay objetivos claros que no varían ni en la publicación ni en nuestras vidas. El odio a quien destruye el planeta, la rabia por la pérdida cada vez más acentuada de autonomía individual y colectiva, por la pérdida de conocimientos milenarios imprescindibles para una vida autosuficiente. La necesidad de conocer momentos, culturas y transformaciones pasadas o presentes que nos ayuden a obtener una visión global del punto en el que nos encontramos y a afrontar los cambios que vendrán. El sabor amargo en la boca al ver cómo quienes se enfrentan a la dominación y pretenden emanciparse de todo estado y autoridad se acomodan y se justifican en el uso inconsciente de nuevas tecnologías esclavizantes.
Hemos visto cómo avances tan recientes como la iluminación artificial o el automóvil han dado paso al panóptico del futuro, la smart city, ciudades inteligentes para autómatas humanos. De la misma manera, el control y dominación de la tierra con los transgénicos ha dado paso a la nano-bio-tecnología mientras científicos y tecnócratas capitalistas campan a sus anchas por el espacio exterior en busca de algún otro recurso que explotar. Queremos y necesitamos conocer cómo han sido y son exterminadas las culturas preindustriales y cómo nuestros predecesores, los ludditas, fueron borrados de la historia y así aprender de ello. Pretendemos ser críticos, que no dogmáticos, con las nuevas tecnologías. El whatsapp y los smartphones se han adueñado de las relaciones sociales, lo cual nos duele, pero nos duele mucho más cuando se apoderan de nuestras amigas y personas afines o cercanas. Algunos de estos temas se tratan en este cuarto número de Libres y Salvajes, mostrando una realidad que nos deprime, nos aboca a la derrota y a la desesperación.
Las posibilidades de romper las cadenas tecnológicas son menores conforme las redes del sistema de dominación se fortalecen y se entrelazan, cerrando sus resquicios. Sin embargo, aún queda algo de animal salvaje en el fondo de muchas personas, un instinto tan natural como inherente que lucha por liberarse en el interior de cada ser. Y un jabalí es más peligroso y más furo si está herido, y nosotros lo estamos. Aún quedan ejemplos de jabalíes que resisten a ser cazados por el mundo moderno y civilizado, aún hay hueco para la autonomía y la desdomesticación, aún podemos ser cimarrones y liberarnos de la correa y el collar que nos han puesto a la fuerza pero que a veces lucimos con orgullo. La resistencia indígena, las luchas en defensa de la tierra, la defensa de los bosques, la recuperación de semillas milenarias, los proyectos de okupación rural, la crítica antitecnológica y anarquista, la recuperación de saberes... Todos estos proyectos e ideas nos motivan, nos hacen volver a la carga y con más fuerza en este envite desordenado y desesperado.[]